Existen muchas formas de clasificar las asanas o posturas de yoga.
En este post queremos explicaros cómo las clasificamos en nuestra escuela, por si os ayuda y es de utilidad, ya que a nosotros nos gusta y nos funciona.
Según nuestro punto de vista, no existe un método mejor que otro, simplemente son diferentes maneras de hacerlo. Lo que sí es cierto es que, elegir bien unos criterios de clasificación nos ayuda a tener más claros los objetivos de las posturas y organizar mejor nuestra sesión de yoga.
Así que, es normal, que al buscar información sobre una postura en concreto, encontraremos diferentes maneras de clasificarla. Esto depende del estilo de yoga que se practique o su línea.
Un ejemplo claro es Uttanasana o pinza de pie, un asana muy conocida y popular.
Objetivamente, es un ejercicio donde el tronco está inclinado hacia delante en una flexión. Tradicionalmente, se puede clasificar como un asana de flexión anterior, pero también lo veremos como anteflexión hacia delante, flexión hacia delante o simplemente flexión.
Clasificación de las asanas en Hatha Yoga
En nuestra escuela utilizamos once grupos de clasificación:
- Preparaciones vertebrales
- Karanas o encadenamientos
- Triángulos
- Equilibrios
- Laterales
- Inguinales
- Fuerza
- Extensiones
- Flexiones
- Torsiones
- Invertidas
También cabe destacar que, existen asanas que pueden clasificarse en varios grupos a la vez, ya que trabajan diferentes aspectos en una misma postura. Un ejemplo muy gráfico es el Guerrero 3, un equilibrio que, debido a su exigencia, se puede clasificar también como asana de fuerza.
Vamos a dar unas pinceladas sobre los diferentes grupos de clasificación para que entendáis algunas de las características principales que nos llevan a agrupar las asanas de este modo:
Preparaciones vertebrales: Son ejercicios que se incluyen al principio de la sesión. Prepara la espalda, la calienta y desentumece para las posteriores asanas. Incluirlas hará que entremos más fácilmente en las posturas y además evitamos posibles lesiones.
Karanas: Son encadenamientos de posturas coordinadas con la respiración. Tienen como característica que son en movimiento, y su objetivo es dinamizar, activar y calentar el cuerpo. Posiblemente, la karana más conocida sea el saludo al sol, pero hay muchas otras.
Triángulos: La forma de las piernas al ejecutar estas posturas es la que le da nombre a este apartado. Ya que habitualmente se dibuja un triángulo equilátero con las piernas.
Equilibrios: son ejercicios que buscan crear inestabilidad para mejorar el sistema nervioso a través trabajar la concentración a través de los impulsos que recibe nuestro cerebro, de cómo se encuentra en la postura y cómo reacciona constantemente para estabilizarlo.
Laterales: flexibiliza nuestro tórax al estirarlo, aumentando la elasticidad de esa musculatura costal, mejora la capacidad respiratoria, ya que nuestros pulmones son órganos con una gran plasticidad y estos se amoldan a la cavidad de su caja torácica.
Inguinales: permiten flexibilizar todo el conjunto de la cadera, que es un eje fundamental en nuestro cuerpo con una infinidad de músculos, tendones y ligamentos. En nuestra actividad diaria hay una gran carencia de movimientos para que esta se estire, así que son muy importantes en nuestra sesión de yoga.
Fuerza: aumentan la resistencia de nuestro cuerpo a través de asanas de una gran exigencia, que obligan a menudo a trabajar con varias cadenas musculares a la vez, lo que hacen de estos ejercicios inconfundibles en nuestras sesiones.
Extensiones y flexiones: estiran nuestra espalda, aunque desde planos diferentes, las de extensión rectifican las vértebras para que se estiren estas articulaciones y con ello fortalezca la musculatura y las flexiones, todo lo contrario, la espalda se estira hacia delante para relajar toda la tensión muscular y articular.
Torsiones: aumentan la movilidad de la espalda al girar sobre sí misma, estas torsiones pueden hacerse tanto en el suelo, en cuadrupedia, de pie, en triángulo… Lo que sí es común a todas las torsiones es el gran efecto que tienen sobre el estiramiento de la médula espinal.
Invertidas: tienen como característica principal que cambiamos la posición natural de nuestro cuerpo. La cabeza suele quedar más baja que el corazón y esto le da una característica inconfundible a estos ejercicios con respecto a los demás, así como uno de sus grandes beneficios, la mejora de la circulación sanguínea en el cráneo.
Como explicamos al principio de este post, esta manera de organizar las asanas es la que más nos gusta y la que mejor se adapta a nuestra manera de diseñar las clases, pero no restamos valor a las otras maneras de organizarlas. Aquí, como en la vida, cada cual escoge los zapatos que le son más cómodos para el baile.
Si te resulta interesante este contenido, y te gustaría saber más sobre algún grupo en concreto de asanas, no dudes en dejarnos un comentario, así ampliaremos información para ir aprendiendo cada día un poco más.
¡Nos vemos en clase!
Namasté.
2 comentarios en «¿Cómo se clasifican las asanas en Hatha Yoga?»
¡Muchas gracias! Me ha encantado el post
Esperamos que te haya sido útil. Gracias por estar al otro lado de la pantalla. Namasté!